Todas las cantantes, la cantante
Como parte de la programación de Nosotras Movemos el Mundo por la democracia, el viernes 3 de marzo a las 20:30 h en Tecnópolis tendrá lugar el concierto No me arrepiento de este amor, dedicado a Gilda. Antes de la presentación, ponemos foco en su increíble trayectoria y la enorme vigencia de sus canciones.
A más de veinticinco años de su partida, Gilda vuelve invencible como protagonista de obras de teatro, películas de ficción, documentales y series; de libros, artículos periodísticos y ensayos sociológicos; de reversiones, homenajes y conciertos completos dedicados a su memoria. Hoy, su rostro se reproduce en remeras, gorros, barbijos y en toda clase de objetos de marketing. El fenómeno, que se sigue agigantando un poco a la manera gardeliana, tendrá un nuevo capítulo este viernes 3 de marzo a las 20:30 h en Tecnópolis: en el marco de Nosotras movemos al mundo por la democracia, se hará el concierto No me arrepiento de este amor, con dirección de Rosa Nolly y Noelia Sinkunas, junto con un ensamble y cantantes invitadas.
Por donde se la mire, la historia de Gilda es única. La precuela se empezó a escribir cuando la maestra jardinera Miriam Alejandra Bianchi, de 29 años y vecina de Villa Devoto, decidió salir de su rutinaria vida en busca de su sueño: convertirse en cantante. Se presentó en una audición que pedía vocalistas para un grupo musical. Ya en sus inicios, tomó el seudónimo Gilda en tributo al personaje que encarnó Rita Hayworth en la película de título homónimo.
En poco tiempo, Gilda provocó un torbellino en la movida tropical: en una atmósfera marcada por el machismo, logró imponerse como intérprete de sus propias canciones. Tampoco se adaptaba al modelo de mujer voluptuosa con transparencias que dominaba el mercado ese momento histórico, con íconos como Lía Crucet o Gladys “La Bomba Tucumana”: con un cuerpo menudo, una voz etérea y una resiliencia absoluta, luchó contra todos los estereotipos, cánones y prejuicios de la época. Canción a canción, peldaño a peldaño, fue construyendo una trayectoria exitosa.
Nada le fue fácil: grabó discos como De corazón a corazón (1992), luego La única (1993) y Pasito a pasito... con Gilda (1994), batallando contra productores usureros y un ambiente mezquino, acostumbrado a estafar a sus propios artistas. Los problemas no venían solo de afuera: puertas adentro también fue duro moldear su trayectoria, con los vaivenes que significaba abocarse a su proyecto y trabajar día y noche, lo que le costó la separación de su primer marido y los reclamos familiares por la ausencia en la casa.
Pero si los orígenes fueron arduos y debió pelear contra viento y marea para imponer su estilo, Gilda tuvo una redención en vida: Corazón valiente (1995), su último disco, obtuvo el disco de oro y doble platino, y un reconocimiento popular en diferentes regiones del país. Aquel álbum, en cuya icónica portada se la veía con una corona de flores, contenía hits imbatibles como “Paisaje”, “Fuiste”, “No te quedes afuera”, “Un amor verdadero” y “Corazón valiente”.
Cuando Gilda se preparaba para dar el gran batacazo en la música popular de los años 90, llegó la tragedia: a causa de un accidente automovilístico, murió a los 34 años. El choque ocurrió el 7 de septiembre de 1996, en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, cuando la cantante se dirigía a la localidad de Chajarí, Entre Ríos, para dar un show.
La tragedia también marcó el inicio del mito y de una adoración que convirtió el paraje en lugar sagrado de peregrinaje. Todos los años llegan feligreses al altar ubicado en la localidad entrerriana de Ceibas, en un fenómeno excepcional que orilla el misticismo. Gilda convertida en una santa que protege y cumple milagros.
Hoy, el espesor de su leyenda es tan potente que se sigue proyectando en múltiples direcciones. Solo en el rock, las variaciones de las canciones que ella interpretaba provocan un auténtico furor: van de versiones de Attaque 77, Leo García o Feli Colina con “No me arrepiento de este amor” a Los Enanitos Verdes con “Tu cárcel”, y de Vicentico con “Paisaje” a Pablo Krantz con “Corazón valiente” cantada en francés. Pero el furor se expande más allá: incluye a Natalia Oreiro personificándola en la película Gilda, no me arrepiento de este amor, a Florencia Berthold en la obra de teatro Gilda o a Brenda Asnicar en la serie Yo soy Gilda: amar es un milagro. La lista es mucho más extensa y el mito más profundo.
¿Cuántas veces coreamos y bailamos sus canciones, nos emocionamos o nos sorprendimos con un verso suyo impregnado en nuestra memoria? Los temas de Gilda forman parte de nuestra vida cotidiana. Desde el silbido en la calle hasta la melodía en la cancha, sus canciones ya integran la memoria colectiva de este país. Con un talento único para componer y un magnetismo para cantar, Gilda fue un rayo misterioso en la música popular.
El concierto No me arrepiento de este amor en el Auditorio Juana Azurduy de Tecnópolis, que celebra las canciones de Gilda en versiones inéditas, está dirigido y lleva arreglos de Rosa Nolly y Noelia Sinkunas, con un ensamble conformado por Julia Subatin en contrabajo, Christine Brebes y Ernestina Inveninato en violines, Caro Rodríguez en viola, Marcela Vicente en violoncello, Nana Arguen en guitarra, Jeanette Nenezian en trompeta, Felicitas Rocha en trombón, Eliana Zarabozo en percusión, Camila Iorio en batería, Rosa Nolly en saxo tenor y barítono y Noelia Sinkunas en piano. Las cantantes invitadas son Sofía Viola, Claudia Puyó, Lowrdez, Daniela Herrero, Mel Muñiz, Clara Cava, Noelia Moncada, Micaela Farías Gómez, Hele Odd Mami, Yoli Campos, Rochi Igarzabal, Ángela Navarro, Paz Carrara, Mercedes Lescano, Jackita, Melisa Lobos y Ayelén Beker.
La entrada para el concierto No me arrepiento de este amor del viernes 3 de marzo a las 20:30 h en Tecnópolis es gratuita. No es necesario reservar localidades. Se puede ingresar al Parque por cualquiera de sus dos entradas: Av. Juan Bautista de la Salle 4500 y Av.de los Constituyentes 2220. Más información en https://www.tecnopolis.gob.ar/
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