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Reiniciar las democracias: el advenimiento de las tecnopolíticas

Debates, Noticias, Proyecto Ballena

En la quinta jornada de la edición 2023 de Proyecto Ballena, una conversación sobre las posibilidades de la acción y la imaginación política en tiempos de aceleración tecnológica. Por Antonia Kon


¿De qué hablamos cuando hablamos de inteligencia artificial (IA)? ¿Cuál es la incidencia política de herramientas de aprendizaje automático como Chat GPT?  ¿Qué límites tienen estos sistemas? ¿En qué sentido las tecnopolíticas incentivan la participación política y en qué sentido la socavan? ¿Pueden orientarse estas herramientas para reconstruir proyectos democráticos, igualitarios, populares?

Para empezar a trazar respuestas a estos interrogantes y pensar mundos alternativos desde la imaginación política, Proyecto Ballena convocó a Flavia Costa (doctora en Ciencias Sociales e investigadora del CONICET),  Karina Pedace (doctora en Filosofía por la UBA) y Javier Blanco (director de la maestría en Tecnología, política y culturas de la UNC) a una mesa de debate moderada por Tomás Balmaceda (doctor en Filosofía por la UBA, enfocado en los cruces entre filosofía y tecnología) en el Auditorio Williams del Centro Cultural Borges, una de las cinco sedes donde se está llevando a cabo el Festival Democracia e Imaginación Política en América Latina.

Tecnopolítica: ¿qué es?

“Los humanos somos naturalmente transhumanos, desde la invención de la rueda hasta la inteligencia artificial”, así lo explica Karina Pedace. ¿Cómo alineamos, entonces, estos sistemas a valores humanos? ¿Hay que reiniciar la democracia? Pedace propone, en principio, repensarla. A su vez, Flavia Costa recuerda que hoy en día nos encontramos en un clivaje que tiene que ver con la política que va hacia lo ontológico; y para repensar la democracia es fundamental considerar que hoy en día ella está inevitablemente atravesada por la noción de tecnopolítica.

La tecnopolítica es un concepto que no tiene definiciones únicas. Una de ellas, por ejemplo, es la que describe Pedace: un uso táctico y estratégico de las tecnologías digitales en función de la vida política. Javier Blanco, por su parte, propone pensar la tecnopolítica como un pensamiento conjunto entre tecnología y política, un nuevo espacio de pensamiento donde hay un diálogo, ya no entre dos disciplinas separadas, sino dentro de una nueva que es fruto de esa confluencia. Desde un ángulo filosófico, Costa se refiere a una de las acepciones posibles de la tecnopolítica: políticas conscientes de su dimensión técnica que se relacionan con ella.

El problema de las IA

Más allá de las definiciones, los disertantes comparten una misma mirada, que puede sintetizarse con aquello que dice Costa: “Las tecnologías están transformando el sentido mismo del humano”. La humanidad, desde sus inicios, ha estado mediada tecnológicamente. En el panorama actual de evolución acelerada de las inteligencias artificiales de aprendizaje automático, Blanco opina que tenemos que reconstruir los valores democráticos desde este nuevo contexto donde hay tendencia a lo repetitivo, a lo mecánico.

Estas inteligencias artificiales –como Chat GPT, que se ha popularizado exponencialmente en los últimos meses– no solo reemplazan tareas anodinas, también toman el lugar de tareas artísticas que suponen creatividad: un conflicto frente al cual ya abundan debates y movilizaciones desde áreas como la locución, la actuación y la ilustración. Es por eso que, en palabras de Pedace, debemos tener en cuenta “la irresponsabilidad y el cinismo de no considerar el impacto social y político que estas herramientas ponen sobre la mesa. Y las inteligencias artificiales de aprendizaje automático codifican el pasado, no inventan el futuro”.

Las tecnologías de machine learning son, para Blanco, son “tecnologías torpes”, clasificadores estadísticos que, aun así, consiguen resolver problemas concretos. Su aprendizaje basado en la repetición, entonces, no podría replicar lo que conocemos como el pensamiento humano. Es imposible producir una conciencia bien armada en pocos millones de años. Es por eso que, dice, “La mejor opción posible es la coevolución”.

Según Costa, lo que está en juego es la construcción de las narrativas de lo real, el debilitamiento de la formación humana reemplazada por programas. Esta nueva cognición es un conjunto de métodos combinados, donde empieza a haber una controversia intensa: ¿qué es posible que ocurra en un futuro de desarrollo acelerado de esta tecnología?

Entonces… ¿cómo seguimos?

Tomás Balmaceda propone retomar una de las preguntas que dieron origen a la mesa de debate: si “el estudio de la vida algorítmica redunda en una fascinación paralizante para la acción política”, ¿cómo impacta esto en la política de nuestro país, con nuestros cuarenta años de democracia?

Siguiendo con esa línea de pensamiento, Karina Pedace advierte los peligros de concebir la utopía tecnológica como confianza ilimitada, injustificada. No hay tecnología que sea neutral: no solo se ponen en juego valores ideológicos en la instancia de uso de estas herramientas, sino también en su construcción como sistemas. Los datos que alimentan a las IA nunca son dados: replican y exacerban las desigualdades existentes. En ese sentido, se refiere a “una lógica extractivista que subyace en estas tecnologías, un extractivismo de nuestro propio planeta y de nosotros mismos”.

Es necesario, explica, construir diálogos polifónicos donde puedan intervenir todos los factores los movimientos sociales, los ciudadanos y ciudadanas, frente a un impacto que vivimos de manera inminente, para pensar IA desde términos regionales, ya no desde el norte global como experiencia única.

Estas herramientas tecnológicas producen también nuevas formas de gubernamentalidad. Es por eso que hay que pensar en clave de posibilidad, propone Blanco. El debate llega a su final con una mirada de esperanza y de lucha: el camino es apostar a desarrollos tecnológicos en convergencia con miradas sociales políticas que ya no se vean restringidas a la mera tecnología o computación. Crear posibilidades nuevas, humanas y tecnológicas, que permitan generar caminos políticos.

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