Homenaje teatral a Malvinas: las historias que no nos permiten olvidar

En ocasión del 42.º aniversario del último enfrentamiento por las Islas Malvinas, el CCK ofreció una programación especial de teatro con las obras Todos vivos, de Marcos Perearnau, y Voces de Malvinas, de Lucía Laragione.

Luego del fin de semana más largo del año, posterior a Semana Santa y con feriado puente por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, la programación del CCK dio lugar al encuentro entre la historia y la dramaturgia, con dos jornadas repletas de emociones,  aplausos, algunos excombatientes galardonando con su presencia la sala y un reclamo soberano por ese pedazo de suelo patrio.

Abril comenzó el lunes 1 con la puesta de Todos vivos, de Marcos Perearnau, obra en torno a la historia de un excombatiente que, luego de enterarse que es convocado para ir a combate, pierde la razón y a partir de entonces vive a la intemperie del sentido, como un veterano que camina en el límite entre la realidad y la ficción de nuestra propia historia. La contradicción de vivir en el desgarro por no saber si es o se hace le restituye en cada acto la culpa y el dolor de estar vivo. La propuesta fue una invitación a no olvidar lo traumático de la guerra, lo doloroso de haber transitado esa experiencia y la cantidad de veteranos que quedaron con una marca irreparable en sus vidas.

Por su parte, el martes 2 de abril se presentó en la Sala Argentina Voces de Malvinas, obra de Lucía Laragione con la Compañía Republiquetas. En este caso, la historia fue contada desde aquellos que no están en los libros y que no gozan de la memoria colectiva: las mujeres, los pueblos originarios, los gauchos y los criollos pobres. Sobre el escenario, las tres protagonistas narraron, cantaron y se emocionaron leyendo cartas de soldados que retomaban no solo el pasado reciente de la última dictadura, sino los comienzos de nuestra historia como nación, cuando en las islas había un gobernador argentino. A través de un recorrido de memoria y soberanía, la obra se planteó también como homenaje y reconocimiento a todos aquellos jóvenes que fueron llevados en nombre de la patria y luego olvidados en el frío del campo de batalla.