La magia de la luz: taller de cianotipia para chiquxs de 8 a 12 años, por Julieta Fradkin
Se realiza la segunda edición del taller La magia de la luz, coordinado por Julieta Fradkin, que propone hacer fotos sin cámaras utilizando la cianotipia, técnica antigua de elaboración de imágenes a través de la luz. Siguiendo los pasos de la botánica Anna Atkins, la primera fotógrafa que empleó este procedimiento para estudiar detalles del mundo vegetal, la propuesta convoca a estampar las páginas de un nuevo libro colaborativo: copiar sus detalles, hacerlo circular y mirarlo con otrxs formará parte de este proceso. Para chicxs de 8 a 12 años, este laboratorio de creación colectiva promueve un acercamiento a las plantas de la región que conforman un ambiente sensible del cual se nutren, crecen y se transforman.
La actividad es gratuita y no requiere reserva ni inscripción previa: la participación es por orden de llegada, sujeta a la capacidad de la sala.
Tanto en el ingreso al edificio como en las salas, el público asistente deberá seguir las indicaciones del personal y respetar las disposiciones y los protocolos sanitarios vigentes.
La actividad forma parte del Programa con públicxs de la exhibición Simbiología. Prácticas artísticas en un planeta en emergencia, y cuenta con el apoyo de la Fundación Medifé.
Los programas con públicxs se plantean como un proyecto situado, por lo que ponen el foco en acercar a lxs vecinxs actividades que lxs incluyen por el simple hecho de habitar en cercanías del Centro Cultural Kirchner. A su vez, como los artistas de Simbiología proponen formas de relacionarse con los no humanos –lo que tanto tiempo entendimos como naturaleza– y el microcentro, Balvanera, San Telmo, La Boca y Retiro son territorios de variadas problemáticas socioambientales, comenzamos los programas con públicos involucrando también las voces de los protagonistas no humanos.
Esta actividad se enmarca dentro del eje de la programación: Comenzar por el medio. Dentro de los estudios de defensa ambiental actuales, se propone que defender al medio supone comprender formas de vínculo cuyas escalas puedan proponer una relación de reciprocidad y suficiencia o de extractivismo y dominación. Para conocer el propio medio también es importante comprender cómo fueron los paisajes originarios de la ribera porteña, para conectarse con la flora nativa, reconocer sus partes, formas, colores, tamaños, en esta ocasión en colaboración con el sol.