Filmoteca en vivo: junio

El ciclo Filmoteca en vivo, selección de proyecciones en fílmico curada por el crítico, investigador, divulgador y docente Fernando Martín Peña, continúa en junio con películas argentinas dirigidas por Arturo S. Mom, Francisco Mugica, Leonardo Favio, Mario Soffici, Lautaro Murúa, Hugo del Carril, Juan Sires, Armando Bó, René Mugica, José A. Ferreyra y David José Kohon.

En palabras de Fernando Martín Peña: “A lo largo de los años, el llamado ‘cine argentino’ ha sido más bien porteño –o a lo sumo bonaerense–, porque en la capital y sus alrededores se instaló la mayoría de los estudios que tuvo la industria. Peor aún, la mayoría de sus temas suele ser también porteña, o por lo menos urbana. Fueron muy pocos los realizadores que buscaron sus temas en las provincias. Este ciclo trata de recuperar a algunos de esos realizadores más ‘federales’, y se pregunta hasta dónde es posible realizar un recorrido cinematográfico por la Argentina a través de la historia de su cine”.


Agenda

Viernes 3, 19 h: Petróleo, de Arturo S. Mom (Chubut)
Sábado 4, 17 h: Rescate de sangre, de Francisco Mugica (Mendoza)
Sábado 4, 19 h: Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más, de Leonardo Favio (Mendoza)
Viernes 10, 19 h: Una ventana a la vida, de Mario Soffici (Córdoba)
Sábado 11, 17 h: Shunko, de Lautaro Murúa (Santiago del Estero)
Sábado 11, 19 h: Las tierras blancas, de Hugo del Carril (Santiago del Estero)
Viernes 17, 19 h: Los troperos, de Juan Sires (Neuquén)
Sábado 18, 17 h: Embrujada, de Armando Bó (Misiones)
Sábado 18, 19 h: Tierra del Fuego: sinfonía bárbara, de Mario Soffici (Tierra del Fuego)
Viernes 24, 19 h: Bajo el signo de la patria, de René Mugica (Salta)
Sábado 25, 17 h: Muchachos de la ciudad, de José A. Ferreyra (Buenos Aires)
Sábado 25, 19 h: Tres veces Ana, de David José Kohon (Buenos Aires)


Reserva de entradas

La entrada es gratuita, solo con reserva previa, y se podrá gestionar en esta publicación desde el martes anterior a cada función, a las 12 h. Todas las personas que asistan deben estar previamente registradas (inclusive menores de edad, que en todos los casos deberán ingresar en compañía de un adulto). No se podrá realizar reserva de entradas en el lugar.

Cada reserva corresponde a una única entrada; con su DNI, cada usuarix podrá realizar hasta dos reservas por actividad, una para sí y otra para un/x acompañante, y hasta dos horas antes del horario de apertura del Centro Cultural, según la disponibilidad visible en el sistema. Una vez completado el formulario se enviará un correo que sirve como confirmación de la entrada. Cuando el cupo para la actividad esté lleno quedará deshabilitada la opción de completar el formulario.

El público deberá presentarse una hora antes del inicio de la actividad. En el ingreso al establecimiento, se deberá exhibir el DNI y constancia de reserva (en forma impresa o digital a través del celular). Será obligatorio el uso de tapabocas y el respeto a las normas de higiene, seguridad y distanciamiento que indicará el personal del lugar, según los protocolos sanitarios vigentes.

Por consultas sobre entradas e ingresos, escribir a: [email protected]


Programación

Petróleo

Arturo S. Mom, 1940. Argentina, 88’. Pese a los adjetivos de su publicidad (“Acción - Dinamismo - Intriga - Romance - Clima - Aventura - Emoción”), su mayor interés es político: tiene un villano norteamericano (Sebastián Chiola) que viene a expoliar las riquezas naturales patagónicas con toda clase de oscuras artimañas. El prólogo del film, rodado de manera casi expresionista, contiene frases de curiosa actualidad: “El petróleo es dominio, en la guerra y en la paz. Necesitamos controlar el petróleo virgen de América, para especular en la guerra, para especular en la paz. Para imponer la guerra y la paz”. Fue la primera producción que estrenó el flamante estudio San Miguel, construido por Miguel Machinandiarena, entonces concesionario de los casinos de Mar del Plata. San Miguel fue el estudio más grande de Latinoamérica pero Petróleo tuvo poco motivo para utilizar sus titánicas facilidades porque gran parte se hizo en locaciones del sur argentino.

 

Rescate de sangre

Francisco Mugica, 1952. Argentina. 93’. Este es uno de los poquísimos films que el cine argentino dedicó al período colonial de nuestra historia: un hombre se enamora de una mujer esclava y pasa buena parte de su vida pagando por su libertad, que será también la de sus hijos. El tono épico crece poco a poco, a medida que el protagonista encuentra obstáculos cada vez más formidables, y culmina en la extensa secuencia dedicada a la construcción de un imprescindible canal de riesgo. Salcedo se destaca en un papel ciertamente atípico en su filmografía.

 

Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más

Leonardo Favio, 1957. Argentina. 75’. Si en su ópera prima Crónica de un niño solo las influencias cinematográficas eran más o menos obvias en algunas secuencias, en su segundo largometraje hay una extraordinaria depuración estilística que deja expuesta sólo la propia voz. Crónica... sorprendía por la seguridad que Favio demostraba en el uso de sus recursos narrativos y por la marcada austeridad de su tono, pero parece una película barroca si se la compara con Este es el romance..., donde lo único que escapa a la rigurosa síntesis expositiva es la longitud de su título. Esta vez las influencias pertenecen exclusivamente al entorno más próximo del realizador: un cuento de su hermano Zuhair Jury, la atmósfera del pueblo de ambos (Luján de Cuyo, en la provincia de Mendoza, donde se rodó todo el film) y el gusto por las diversas formas de entretenimiento popular, en este caso el teatro de pueblo o las historietas.

 

Una ventana a la vida

Mario Soffici, 1953. Córdoba. 90’. “Hay una zona de la obra de Mario Soffici todavía bastante poco frecuentada. Ahora que por fortuna la otrora desconocida La secta de trébol ha ocupado su lugar, melodramas como La gata, La indeseable, Mujeres casadas y Una ventana a la vida deben hacerlo a continuación. De frecuentarse esta zona expresiva se tendría la respuesta eficiente del porqué consideramos a Mario Soffici como el autor más completo que ha dado el cine argentino: lo ha abordado todo, o al menos lo ha intentado, abarcando más geografías, épocas, bases literarias y géneros que ningún otro director”. Texto de Ángel Faretta.

 

Shunko

Lautaro Murúa, 1960. Argentina. 76’. Ópera prima del actor Lautaro Murúa, Shunko es uno de los más importantes trabajos como guionista que realizó el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos para el cine argentino. Como ha escrito Viviana García: “En Shunko, Murúa y Roa Bastos tomaron los personajes y las situaciones de los relatos de Jorge W. Ábalos, pero manteniendo sólo una fidelidad aparente hacia el texto original, y transformándolo en un llamado a la conciencia, en la demostración de que un grupo de personas siempre será más fuerte si se une. El texto de Ábalos se inicia y concluye con dos cartas que el maestro dirige a Shunko varios años después de haber dejado el pueblo y, entre ellas, se desarrollan los hechos que construyen la historia. Éstos son narrados sin orden cronológico, a la manera de recuerdos que se van encadenando, siempre desde el punto de vista de Shunko que es el protagonista. En la película, Murúa opta por dar un marco cronológico que se inicia con la llegada del maestro a la comunidad y, si bien la presencia de Shunko es constante, el protagonista del relato es el maestro, permitiendo de esta forma que su mirada de extraño lo ponga en el lugar del espectador”.

 

Las tierras blancas

Hugo del Carril, 1959. Argentina. 78’. El título designa a la aridez, en este caso de una zona de Santiago del Estero, que aleja a los campesinos de la tierra y los arrastra a los márgenes de ciudades y pueblos, donde la necesidad los hace presa fácil del alcohol, el delito o la política. Éste es el recorrido que en la primera parte del film sigue un campesino (Ricardo Trigo) obligado a mantener a su familia, mientras en la segunda parte otro hombre que ya ha sido víctima (Hugo Del Carril) elige una forma de rebelión individual. El film se anticipa a otros títulos emblemáticos de la generación del ’60 (Shunko, Los inundados) en su forma de representar la ausencia institucional (o su hostilidad), en su denuncia de la baja política y en la honestidad brutal con que articula tema y forma cinematográfica. El escritor Juan José Manauta, autor del libro en que se basa el film, hizo una intervención como actor, no acreditado.

 

Los troperos

Juan Sires, 1953. Argentina. 75’. Rara película gauchesca e independiente, relativamente poco vista, cuya acción recuerda a la de muchos westerns: una caravana sortea diversas amenazas en el camino a una tierra de promisión. El director Juan Sires solía desempeñarse sobre todo como jefe de producción y tenía un conocimiento logístico que explica su eficiencia material, sobre todo en las escenas de acción frente al paisaje cordillerano. Encabezando el elenco se destaca el gran cantor y compositor Charlo, aunque alejado del tango pues no se había inventado en la época que transcurre la acción.

 

Embrujada

Armando Bó, 1969. Argentina, Brasil. 79’. “Desde la escena de El trueno entre las hojas en la que Isabel Sarli se desnuda y se mete en un arroyo por primera vez para la cámara de Armando Bó, la Coca húmeda, mojada y brillosa se convirtió en una tradición que se mantuvo en películas siguientes. De esa primera escena en blanco y negro, donde la naturalidad y la manera casi infantil de jugar en el agua de Isabel refrescan e impresionan, a los fragmentos de Embrujada donde casi diez años después una diosa sexual avasallante -aunque con más frecuencia, avasallada- se baña en las cataratas del Iguazú ya mucho más conciente de lo que provoca en los mirones, hay un recorrido de erotismo, gestos, miradas y un cuerpo cada vez más abundante: el de una chica que invita y se luce mucho más cuando está sola y en el agua”. Texto de Marina Yuszczuk.

 

Tierra del Fuego: sinfonía bárbara

Mario Soffici, 1948. Argentina. 119’. Soffici fue uno de los pocos cineastas que procuró hacer un verdadero cine nacional y no solamente porteño y en ese afán recorrió prácticamente todo el país. Sobre un libreto de Ulyses Petit de Murat, lo que cuenta aquí son varias historias individuales que convergen en el imponente marco del extremo Sur del continente, e implican, en todos los casos, una crisis de fe. Aunque los protagonistas son personajes de ficción, la mayor parte de las situaciones importantes del film están basadas en episodios reales, como la masacre de indígenas que perpetran los hacendados de la zona, una de las pocas oportunidades en las que el cine argentino clásico se permitió representar el genocidio sobre los pueblos originarios. Aunque hoy se cuenta entre sus obras menos vistas, Tierra del Fuego fue la película más ambiciosa y extrema de Soffici.

 

Bajo el signo de la patria

René Mugica, 1971. Argentina. 110’. Durante la dictadura que inició el golpe de 1966 proliferó un cine histórico muy popular pero también muy mediocre, a causa de los muchos condicionamientos impuestos por la censura para representar el pasado. La gran excepción a esa mediocridad fue este film, último largometraje de René Mugica, que toma la figura de Manuel Belgrano a partir de hacerse cargo del diezmado ejército del Norte. Siguiendo un procedimiento análogo al de Homero Manzi, que Mugica conocía mejor que nadie por haber sido miembro fundador y participante de casi toda la producción de Artistas Argentinos Asociados, el realizador se apropió de Belgrano no sólo para hacer la última gran película épica del cine argentino, sino también para comentar la convulsionada realidad política argentina de 1970 sin que la censura lo advirtiera.

 

Muchachos de la ciudad

José A. Ferreyra, 1937. Argentina. 60’. Muchachos de la ciudad es uno de los mejores films sonoros del director Ferreyra, el pionero más importante del cine argentino. Una primera parte, en tiempo de jazz, se expone optimista, divertida y llena de entusiasmo, mientras la segunda cambia ese registro por la melancolía del tango para revelar una situación de injusticia y crimen. El protagonista Florén Delbene vive el paso de un tono al otro en una boite, donde los alegres acordes de Rudy Ayala y su jazz ceden paso a la orquesta de Elvino Vardaro (con Aníbal Troilo muy visible entre sus bandoneones) y al tango “Ciudad”, cantado por Carlos Dante. De igual modo, el estilo semidocumental y exterior de la primera parte se cambia en la segunda por otro de interiores lúgubres, maquetas y una escenografía casi expresionista. Ese cambio es anticipado por una breve escena que narrativamente supone una digresión pero que es pertinente de otros modos: en medio del paisaje urbano moderno (“el verdadero poema”, como dice el protagonista), un antiguo mateo es atropellado por el tráfico motorizado. Nada volverá a ser lo que fue.

 

Tres veces Ana

David José Kohon, 1961. Argentina. 115’. Kohon se demostró poeta y María Vaner logró su mejor trabajo cinematográfico con esta película en tres partes. La primera (denominada “La tierra”) es sobre una pareja que entra en crisis ante el embarazo de ella. La segunda (“El aire”) describe el encuentro de un joven con grupo de personajes autodestructivos. En la tercera (“La nube”) un individuo retraído y solitario imagina una posible compañera en un rostro que adivina en una ventana. La ciudad tiene nuevamente un papel protagónico en este film, que es uno de los más complejos y representativos de su generación.

 

Fecha

3 - 25 junio 2022
Finalizado

Hora

17:00 - 19:00

Ubicación

Auditorio 614
Categoría