Favio
El Centro Cultural Kirchner continúa con el ciclo de exhibiciones que celebran a grandes figuras de nuestra cultura, presentando en esta oportunidad el homenaje a Leonardo Favio (1938-2012) a diez años de su partida.
Referente indiscutible del cine y la música local, la obra de Favio trasciende las generaciones. Su repertorio de canciones y de películas, íntimamente vinculadas al sentir popular, son de culto.
La Sala inmersiva presenta Favio, un artista popular, un recorrido de su obra, como director, cantante y actor, por medio de fragmentos de imágenes y sonidos que se repiten y dialogan para recrear un universo único, sensible y humano: el universo de Leonardo Favio.
La sala Murmullos: entornos sonoros explora sus vivencias, los recuerdos y diálogos recurrentes en su filmografía y cancionero. En el espacio de la sala se trenzan las relaciones entre esos murmullos que resuenan en el aire para traernos el eco de sus creaciones y una vía sonora de ingreso a su universo personal.
La sala Bitácora: huellas de un método se enfoca en la reflexión intelectual, emotiva y creativa de Favio, presente en su voz y escritura detrás de escena: guiones con anotaciones en los márgenes, casetes de temas musicales para las bandas sonoras, VHS y fílmicos de referencia, entre otros documentos que dan cuenta de los procesos de trabajo de este gran artista.
La exhibición puede visitarse el día de su inauguración, viernes 25 de noviembre, a las 18 h, y, a partir del sábado 26 de noviembre, de miércoles a domingos, de 14 a 20 h. La actividad es gratuita y no requiere reserva previa.
Créditos
Diseño expositivo y producción general
Centro Cultural Kirchner
Investigación
Lucía Ulanovsky
Asesor
Víctor Bassuk
Producción
Juana Cortés
Nuria Amaro
Edición de video
Alejandro Soler
Fotografías
Juan Carlos Villarreal
María Eugenia Cerutti
Agradecimientos
Nicolás Favio, María Salomé Jury Leyton, Leonardo Jury, Javier Leoz, Celia Pozarnik, Juan Crespo, César Marchetti, Raúl Manrupe, Fernando Madedo, Fernando Martín Peña, Archivo Audiovisual Municipal de Avellaneda, Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Incaa, Cine.ar, Grupo Octubre, Sociedad por el Patrimonio Audiovisual, Cubic Restoration
Sala inmersiva
Dirección artística
Leandro Ipiña
Asistencia de dirección
Mauro Bonotto
Asistencia de producción
Azul Carrasco
Producción de archivo
Rita Falcón
Edición de video y animaciones
Juan Geist
Nahuel Jacome
Mezcla de sonido
Pablo Anglade
Ernesto Fara
Edición de sonido
Rodrigo Zangaro
Equipo de Producción y Técnica Centro Cultural Kirchner
Fuad Jorge Jury nació en 1938, en un pueblito de Mendoza, Las Catitas, un año después que su hermano Zuhair Jury, ambos hijos de Laura Favio y Jorge Jury. Apenas conoció a su padre y cambió su apellido por el de la madre, una actriz y guionista de radioteatro de provincia.
Desde chico anduvo entre Mendoza y Buenos Aires y pasó por distintos internados. De esos lugares se fugó o fue expulsado. Luego quiso ir a un seminario y también probó suerte en la Marina, donde estuvo solamente seis meses, y después se fue a vivir un tiempo con un grupo de gitanos.
A fines de la década de 1950 comenzó a trabajar como actor de cine; entabló una fuerte amistad con el realizador Leopoldo Torre Nilsson y conoció a la actriz María Vaner, con quien inició una relación de pareja y tuvieron un hijo, Leonardo. En 1964 dirigió su primer largometraje, Crónica de un niño solo, al que siguieron El romance del Aniceto y la Francisca y El dependiente. En 1968 grabó su primer disco, Fuiste mía un verano, que le deparó un éxito rotundo. Alejado provisoriamente del cine, se dedicó a los recitales y a componer canciones de la mano de su nueva compañera, Carola Leyton, con quien tuvo dos hijos, Nicolás y Salomé. En 1973 retomó su faceta de director y estrenó Juan Moreira. Dos años más tarde llegó a la cartelera Nazareno Cruz y el lobo, la segunda película más vista en la historia del cine argentino.
En 1976 se estrenó Soñar, soñar, justo en los inicios de la sangrienta dictadura cívico-militar. El golpe de Estado precipitó su exilio, que lo llevó junto a su familia rumbo a México y luego a Colombia. Entre ambos destinos tuvo alguna estadía breve en la Argentina. En esa etapa volvió a la música y se ganó la vida cantando. El regreso a nuestro país se produjo recién en los años 90, momento en el que filmó Gatica. Durante tres años se abocó a una exhaustiva investigación en archivos y al rodaje del documental Perón, sinfonía del sentimiento. El film, de seis horas de duración, tuvo una proyección especial durante tres días, pero su recorrido comercial fue en VHS con un éxito de ventas en los kioscos de diarios. En 2008 estrenó su última película, Aniceto, una remake de su legendaria obra, pero esta vez adaptó el argumento a la danza. Murió cuatro años más tarde, el 5 de noviembre de 2012, dejando la huella de un genuino artista popular y una obra de incomparable sensibilidad.