Diarios del odio. Un análisis sobre los discursos de odio en los medios de comunicación hegemónicos
En el marco del Festival Democracia e Imaginación Política en América Latina, el artista y sociólogo Roberto Jacoby compartió su obra Diarios del odio, un experimento artístico llevado a cabo en 2014 en el Fondo Nacional de las Artes. Por Lucía Gerez
Jacoby dio inicio al lanzamiento de la cuarta edición del Proyecto Ballena recordando esta muestra, resultado de un trabajo de investigación realizado en colaboración con Syd Krochmalny, entre 2010 y 2014, en el que lograron reunir una gran cantidad de comentarios de lectores extraídos de los foros de los dos principales diarios de nuestro país, en sus versiones digitales. A su vez, a partir de la selección de algunas de las frases recopiladas se compusieron los poemas que conforman el libro Diarios del odio, producto de esta experiencia. En palabras de Jacoby: “Los fragmentos elegidos rastrean específicamente aquellos núcleos discursivos donde se produce la deshumanización de sectores enteros de la sociedad argentina”.
El sociólogo compartió sus reflexiones acerca de las expresiones extremadamente violentas que se encuentran en los foros, dirigidas hacia los sectores populares y que comparan a los pobres, los villeros y las sirvientas con ratas e insectos que hay que fumigar para eliminar de la sociedad. Así, Jacoby nos dice: “‘Mierda’, ‘basura’, ‘desperdicio’ son algunas de las metáforas que convierten al otro en un excremento que el cuerpo social debe expulsar”.
En los mensajes analizados también se encontraron frases profundamente agresivas dirigidas a quien era entonces presidenta de nuestro país, y al arco político del kirchnerismo en general. Términos como “loka”, “viuda negra”, “rata”, “enferma” y “yegua”, en alusión a Cristina Fernández, dan cuenta de la tolerancia social y jurídica hacia estas manifestaciones públicas cargadas de radical hostilidad. Asimismo, Jacoby señaló que las nuevas tecnologías habilitan que estas “expresiones derogatorias de los representantes legítimos de la voluntad ciudadana” se visibilicen y magnifiquen sin que recaiga ninguna responsabilidad sobre las empresas editoriales o los comentaristas, que se escudan en el anonimato que facilitan las redes sociales.
Por otra parte, también se encontraron mensajes de defensa al genocida Rafael Videla y otros, pidiendo que la gente salga a la calle con armas en las manos, claros ejemplos de los discursos de odio instalados en nuestra sociedad.
A raíz de los resultados obtenidos, y dado que los foros terminan ocupando un lugar de mayor importancia en relación con la noticia que les da origen, Jacoby se preguntó “si la noticia y los titulares no están pensados para desencadenar esta catarata de injurias e insultos”.
En La Cúpula del Centro Cultural Kirchner, el sociólogo invitó a pensar acerca de las consecuencias que la condensación de estos mensajes tiene en nuestras vidas, porque “las palabras no son gratuitas”. En los textos encontramos discursos “racistas, clasistas, xenófobos, homofóbicos, con incitaciones al genocidio y al magnicidio”; expresiones de odio extremo que dejan una huella. En este sentido, Jacoby planteó que en el intento de magnicidio de Cristina Fernández puede rastrearse el efecto que estos mensajes generan socialmente. “Porque los discursos de odio no son meramente expresivos, sino que también son performativos de un posible y, en el caso argentino, un real genocidio”.
Argentina: un país sin ketchup
Mc Donalds quería importar tomates!!!
se viene el final de este gobierno populista,
dictatorial, tiránico y antiketchup
No hay KETCHUP!!!!!!
NO puede ser!!!!!!
Que renuncie Cristina.
¿Renunciar?
Llamemos al grupo Isis:
por favor hagan algo con esta maldita Yegua.
Jacoby plantea que el odio presente en los comentarios de los foristas no es espontáneo, sino una construcción en base a “representaciones fantasmáticas que se sustentan en los patrones fundamentales de las identidades sociales”. De esta manera, podemos advertir que “los comentaristas se perciben argentinos por relación al ‘bolita’, al ‘paragua’, al ‘perucho’”. A su vez, “se perciben ‘blancos’ en tanto denigran a los que llaman ‘negros’ o ‘cabecitas’; ‘hombres’ en cuanto destituyen a la mujer”.
El autor señala la importancia de traer nuevamente estas cuestiones ya que, del 2014 a la fecha, este discurso se ha naturalizado a tal punto que nos encontramos con la consolidación de peligrosos personajes que hoy se encuentran en el primer plano de la política nacional. Estas nuevas figuras se expresan en estos términos y consiguen seguidores a partir de un discurso absolutamente cargado de odio.
Para finalizar, Jacoby se pregunta: ¿qué hechos y ficciones alimentan el odio que emerge en estos comentarios? Para el sociólogo, el desencadenante del odio es un temor social, dado que “se ha ido configurando un sentido común gobernado por la sensación de inseguridad”. Los medios de comunicación hegemónicos se encargan de difundir y acrecentar ese temor, ubicando en los sectores populares a los victimarios. De esta manera, esta categoría subjetiva y arbitraria que es la inseguridad da lugar a “un ser multiforme, configurado por los extranjeros, los pobres, los no educados [que] amenazan con hacerse de sus posesiones y entre ellas la más preciada, la vida”.
Negro de KK
Querido negro de mierda:
ahora entendés porqué te trato así,
ahora entendés que somos diferentes,
entendés porqué te quiero ver
romperte la cabeza
cuando vas en tu moto,
cuando me querés limpiar un vidrio.
No es por tu color de piel,
sos una rata
y eso no se maquilla,
anoche te dejaron la ciudad
y qué hiciste...
La rompiste,
y maltrataste a su gente,
robaste y no era comida,
mañana cuando esto pase
voy a seguir marcándote
con un dedo
señalándote
y diferenciándote
como el negrito de mierda que sos,
porque no vales ni un solo derecho humano.
Te deseo un verano caluroso,
ni un peso para el vino
y una bala en la cabeza.
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