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Después de esto, el mar

Literatura, Noticias, Proyectos Especiales

El jueves, la sala principal del Centro Cultural Kirchner se colmó de versos, cantos e imágenes para atesorar, en el espectáculo Después de esto, el mar. Por Javiel Fernández Pérez


Hubo un día en que fue la Poesía la que llevó a una ballena repleta de cuerpos y almas hasta el inmenso mar de todos los tiempos.

Las palabras para encausar el desborde de público en el Centro Cultural Kirchner durante la séptima jornada del Festival Internacional Poesía Ya! en su edición de 2023 debían acompañar la dimensión del movimiento que allí se produjo.

El Auditorio Nacional devino fragua de reinvenciones para recordarnos que la poesía no es solo un exorcismo de dolores y tristezas, que también hay versos para reír y cantar; que una desgarradora línea puede arrancarnos la risa y la estrofa más jocosa puede despertarnos de algún letargo inadvertido.

Así, el actor y comediante Humberto Tortonese invitó a reír en versos por “las cosas celestes que no vuelven más”, de Alfonsina Storni y satirizó sobre la resignación de Alejandra Pizarnik mientras el público encontraba anclajes de su obra en las propias encrucijadas: “es tan lejos pedir y tan cerca saber que no hay”.

Luego la poesía se hizo música e imagen: Liliana Herrero cantó los versos de Juan L. Ortiz, Susi Perelli interpretó a Rosario Bléfari y la rapera Luyara Tink recorrió la obra de Vicente Luy. Beatríz Vignoli narra y gira sobre la escena.

“Hay canciones que fueron poesía primero, canciones después”, suenan los primeros acordes en la guitarra de Benito Cerati. “Mi viejo se inspiró en Borges y Pizarnik para escribir algunas cosas”. Y de su voz brota La Carta de Violeta Parra:

La carta dice el delito
que ha cometido Roberto
haber apoyado el paro
que ya se había resuelto.
Si acaso esto es un motivo
preso también voy sargento, sí.

 

Yo que me encuentro tan lejos
esperando una noticia
me viene decir la carta
que en mi Patria no hay justicia.
Los hambrientos piden pan
plomo les da la milicia, sí.

 

De la música otra vez a las palabras. Teuco Castilla se apoderó del escenario para sumergir al público en su Selva inundada, un poema con fuerte contenido ambientalista escrito durante su estancia en la Amazonía. La poesía, entre tantas cosas, también es compromiso.

Pizarnik regresa, ahora irrumpe en la voz y la percusión de Mariana Baraj. El público la acompaña en aplausos.

En un rato la gente volverá al mundo literal que espera afuera; pero ahora, ríe y canta en versos, en una Ballena que estalla y nos reafirma: Después de esto, el mar.

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