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Correspondencias, carta 4: de Camila a Walter

Literatura, Proyectos Especiales

A propósito de la jornada de cierre del Festival Poesía Ya! 2023, Camila Fabbri comparte la última carta de su intercambio con Walter Lezcano, perteneciente a las Crónicas de Poesía Ya! 2023.


Buenos Aires, 12 de febrero de 2023

Hola Walter, ¿cómo estás?

Aquí yo de nuevo, reportándome desde los interiores calurosos, con este verano engañoso que insiste en superar los treinta y cinco grados. Qué saña con los números, tranquilamente podríamos negociar un veintiocho grados y cerrar ahí. Pero no. No hay caso.

Ayer hice mi segunda visita al Kirchner: me tocó la última jornada del Poesía Ya! más inmenso que había visto hasta ahora. Combatí como pude la caminata de mi casa hasta la parada del 152 y, una vez que estuve en zona, el humor se abrió paso. Es muy asombroso cómo el Festival fue creciendo año a año. Hay algo establecido ya, hay una especie de honor que rendirle a la poesía argentina, una vez al año, en Sarmiento 151. Cosas que deberían durar, esta es una.

Llegué y la feria de editoriales poéticas seguía ahí, con los brazos abiertos, las manos en alto, esa especie de coreografía. Había mucha más gente el domingo, seguramente lxs que fueron armándose una lista de libros obligatorios para comprarse sí o sí el último día. Eso que hacemos todxs. Me quedaron pendientes varios libros de Zindo & Gafuri, pero iré a alguna librería pronto a revolver hasta encontrarlos.

Después me aposté en la Sala Federal para ver el encuentro magistral entre Alicia Genovese e Ivana Romero, dos admiradas. Ivana escribe tan lindo que cada nota suya que leo en los medios es una especie de souvenir, es un recorte que debería hacer y guardarme, porque tiene muchísima precisión en lo que dice, en cómo lo dice, y en cómo se despide cada texto. Eso mismo que hacen lxs poetas. Las sillas esta vez eran de madera y el salón una especie de refrigerador moderno. Ivana y Alicia estaban sentadas delante de un público demasiado expectante y se debatieron en una especie de cascada de palabras preciosas. Alicia habló sobre qué es para ella una emoción, dijo algo así como que es un temor. Algo que pone en movimiento tanto para adentro como para afuera. Qué bien pensada la curaduría de esa mesa, pensé, las poetas se preguntan entre sí, las poetas conversan, usan sandalias, y nosotrxs tenemos el lujo de acompañarlas.

Al rato tuve que irme porque también quería estar en la Plaza seca, en el Foro Azurduy donde las editoriales Rara Avis y Libros Drama –por cierto, dos sellos con catálogos minuciosos y atentos– hablaban sobre la publicación de la dramaturgia en un mundo en el que el género muchas veces queda escondido. Los editores Ariel Farace y Antonio Villa fueron los oradores de la mesa a la que invitaron a sus autoras, las poetas y dramaturgas Laura Sbdar y Nadia Sandrone. Me hubiera gustado tener un grabador a mano, pero por algún motivo eso de tener objetos en la cartera ya no lo hacemos; como los celulares ahora son una especie de Victorinox multiuso y está todo disponible ahí –grabar, transferir dinero, comprar, vender–, me olvido que puedo usar de ahí lo que necesito y me niego y así.

Me moví rápido para llegar también al Poesía en voz alta, una vez más, el último ultimísimo. Ahí estábamos otra vez, en las sillas tapizadas de bordó y dorado. Leyeron esta vez Vir del Mar, Fernanda Ayala, Liliana Carril, Gabriel Reches y Pablo Ruiz, tampoco llegué a escucharlos a todxs, pero cooperé con mis aplausos y mis oídos. No conocía a estos poetas y me dieron muchas ganas de escribir acerca de ellxs, de preguntarles cosas: qué sentían, por ejemplo, estando en un espacio tan inmenso en el medio de la ciudad con sus métricas y sus libros, y sus amigxs y sus familias, al resguardo del verano y, sobre todo, de la melancolía de los domingos del verano. Pero por supuesto no les pregunté nada y casi no hablé con nadie, porque bueno, esas son cosas que en general me cuestan y mucho. No podría haber sido periodista. Entonces, ¿qué mejor que imaginarse todo lo que podría haber pasado? Claro, por eso no fui periodista.

Hacia las siete de la tarde tuve que escapar porque me convertí en calabaza en el 152, pero el Festival seguía ahí, con Anne Boyer, con Eugenia Zicavo y con un cierre musical repleto de músicxs poetas muy admiradxs, rioplatenses, uruguayxs, argentinxs. Vitola, Pángaro, Umpi, Espil, textos de Bossi y la refrigeración, claro. ¿No te sentiste muy agradecido de estar ahí? ¿No te dio gusto tener que repasar cada una de las cosas para enumerarlas después en estas cartas? ¿Y ahora? ¿Qué sois ahora?

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