Chelaalapí: música ancestral y electrónica en La Cúpula
El coro qom presentó en el Centro Cultural Kirchner su nuevo disco. Por Andrés Casak
En su primer concierto del año, el coro qom del noreste argentino Chelaalapí interpretó en vivo su nuevo disco Campo del cielo, trabajo realizado en conjunto con el productor Matías Zundel. Los trece coreutas estuvieron acompañados en vivo por DJ Naave (Nicolás Saavedra) de Formosa, en La Cúpula del Centro Cultural Kirchner.
Primer coro originario de Latinoamérica, Chelaalapí –cuyo nombre significa “Bandada de zorzales”– se formó en 1962 y desde entonces mantiene vivo el legado de diversas generaciones interpretando sus canciones en lengua original, ejecutando instrumentos tradicionales y poniendo en valor el patrimonio cultural.
A lo largo de una hora de concierto, se escucharon temas como “Kaya”, “Lapacho”, “Canción de cuna”, “Zorro sagaz,” “Danza de la amistad”, “Carapí”, “Enamoramiento” y el clásico “Antiguos dueños de las flechas”, única canción que el coro ofreció en español, en una versión electrónica de la obra de Félix Luna y Ariel Ramírez que llegó a cantar Mercedes Sosa en la Cantata Sudamericana.
“Muchas gracias por estar aquí y presenciar nuestro trabajo. Esto es lo que llevamos y lo que conservamos, lo ancestral no se pierde fusionado con la música electrónica”, explicó Elvio Masilla, director interino del coro. La presentación contó con pasajes de danza y con la proyección de imágenes en pantalla gigante.
Así, Chelaalapí, Patrimonio Cultural Viviente por la UNESCO, Embajador Cultural de la Etnia Qom, Coro Oficial de la Provincia de Chaco y Patrimonio Cultural y Símbolo de la Cultura Chaqueña, presentó el trabajo Campo del cielo, denominación de una región de Chaco en la cual hace miles de años impactó una lluvia de meteoritos metálicos resultantes de la explosión de un asteroide en la atmósfera. El mito qom consideró que las “rocas” (aerolitos) eran gotas de sudor del sol; de este modo, se les rendía culto bajo la creencia de que, cuando amanecía en días despejados, se transformaban en troncos de árboles.
“Les queremos regalar, como antiguamente hacían nuestros abuelos, una bendición. De esta forma, nos despedimos y nos volvemos a casa contentos por haber vivido este momento”, dijo Mansilla antes de cantar y bailar el último tema, cierre de una noche especial en el escenario de La Cúpula.
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