Abrir Danza Abierta 2023
En el marco de los cuarenta años de democracia, el Centro Cultural Kirchner fue sede de Abrir Danza Abierta, una propuesta de dos jornadas que evocó y celebró el mítico ciclo Danza Abierta, que tuvo tres ediciones –en 1981, 1982 y 1983– y marcó con fuerza la iniciativa del colectivo de bailarines y coreógrafos en el período de transición entre la última dictadura cívico-militar y la recuperación de la democracia.
Con curaduría artística de Susana Tambutti, Abrir Danza Abierta tuvo un equipo de colaboradores compuesto por Adriana Barenstein, Alicia Orlando, Mónica Fracchia, Sergio Pletikosic y Sandro Nunziata. Además, contó con la asesoría de archivos de Laura Chertkoff.
El miércoles 9 de agosto se presentó en la Cúpula una Intervención artística colectiva que se configuró como un espacio de evocación y reencuentro de artistas participantes de Danza Abierta de 1981, 1982 y 1983. A través de un dispositivo performático dirigido por Susana Tambutti y con el aporte de archivos de Laura Chertkov, cada artista activó sus recuerdos, vivencias, materiales de archivo y testimonios de un hecho artístico que afectó a todo el campo de la danza argentina y que estuvo teñido por la oscuridad y el horror del final de la dictadura, pero también por el espíritu de encuentro y resistencia de la recuperación de la democracia. Esta intervención colectiva, en la que las coreografías e imágenes fueron traídas al presente con la fragmentación y la fragilidad de los recuerdos, rescató algo de esa memoria no documentada que no solo va a ser siempre inconclusa, sino que nunca va a ser la misma.
Participaron como performers Adriana Barenstein, Alejandra Libertella, Alicia Orlando, Ariel Tejada, Beatriz Zuloaga, Claudio Barneix, Judith Andrea Wiskitski, Liliana Ogando, Liliana Toccaceli, Margarita Bali, María Castello, María José Goldín, María Pantuso, María Silvia Ordano, Mariana Szusterman, Mercedes Fernández, Mónica Fracchia, Nora Codina, Patricia Liliana Gatti, Paula Etchebehere, Sandro Nunziata, Sergio Pletikosic y Silvia Kaehler.
Por otra parte, se presentó el viernes 11 de agosto, en una Sala Argentina colmada de espectadores, una función de Actualización de un pasado. En esta propuesta, distintas artistas que intervinieron en la edición 1983 de Danza Abierta trajeron al presente imágenes de sus obras estrenadas hace cuarenta años, atravesados por una pregunta: ¿qué performatividad tienen esas imágenes hoy en día? A partir de una reactuación, las artistas volvieron sobre las obras, las reinterpretaron e interrogaron nuevamente, desde una mirada que habita otro tiempo y otras condiciones sociales e históricas. Las coreógrafas Mabel Dai Chee Chang, Vivian Luz, María José Gabín y Rhea Volij se desplazaron en el inmenso escenario, e invitaron al público a participar de un viaje en el tiempo en una búsqueda por construir nuevos sentidos.
El espectáculo empezó con la interpretación de Mabel Dai Chee Chang y Ulises Candia de La perplejidad esencial: El tiempo, de Mabel Dai Chee Chang, una revisita de la obra En este lugar (1983):
Me asombra un recuerdo inesperado
me golpea la perplejidad del tiempo
me angustia perderme en los recuerdos de la memoria,
los fantasmas del pasado aturden mi cuerpo.
Las manos gritan lo que la garganta calla.
¿Qué es lo que persiste de mí a lo largo del tiempo?
Los movimientos de Chee Chang se reflejaron en las sombras de las paredes de la Sala Argentina y se fusionaron con la voz y música de Ulises Candia.
¿Qué tienen para decir acerca del presente esas imágenes que se trabajaron hace cuatro décadas? Esta pregunta atraviesa todo el ciclo y queda reflejada en cada una de las interpretaciones.
El público recibió con aplausos a Rhea Volij, que interpretó Ánimas, para revisitar la obra Ánimus Ánima (1983):
Recordar e intentar reconstruir una obra de hace 40 años se ha vuelto estremecedor.
¿Quién era aquella que ahora es esta?
Así rastreo una danza en jirones, llena de huecos formales e intuiciones de un pasado transformado y deformado por la mirada actual.
Después están los puñetazos de la historia.
El presente es un náufrago que recoge los gestos, enrarecidos e iluminados, tanteando una trama que no deja de hacerse y deshacerse.
Bailar también es otra forma de balbucear.
En tercer lugar, Vivian Luz llenó la sala de emoción y aplausos con su interpretación de Otros textos otros, en una búsqueda por traer de vuelta a escena su obra Textos otros (1983):
Hubo un tiempo burbujeante y creador.
Otro de oscuridad represora.
Y el tiempo del reencuentro y alivio colectivo.
La permanencia del gesto se abisma en el carretel de imágenes pasadas.
Las iniciales de la memoria, antiguas y precavidas pisadas, son huella fresca que alcanza el borde fundante.
Andar en los tiempos.
Andar.
La obra, dividida en dos partes, retoma el valor de las imágenes pasadas y la huella que dejan en la memoria. Envuelta en una pollera roja, la artista se desplazó a lo largo de toda la Sala Argentina.
Por último, Carla Rímola y María José Gabin interpretaron Revisitando un corte en el eje del sol ’83:
No quiero bailar. Quiero ser. Y estar. Danza sin zapatillas, con dedos rajados, torcidos, en media punta. Un punk, una vieja, una máscara de gas. De la danza al mimo, del mimo prohibido al teatro, al teatro danza, a la danza mimo, a la performance. Primavera democrática sin desvíos. Todo pura transición y desvío. Hoy somos más que dos: 40 y 60 jóvenes años.
Las bailarinas interpretaron una obra que el público recibió con risas y aplausos. Las proyecciones acompañaron la obra, con imágenes que dialogaban directamente con los movimientos y desplazamientos de las artistas.
Para finalizar el espectáculo, todas las intérpretes se acercaron al escenario y recibieron un fuerte aplauso. De fondo, el grito de “Nunca más” cerró el encuentro.
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