Fetiche, de Cynthia Cohen

Fetiche, de Cynthia Cohen, es una escultura textil de gran escala diseñada para la planta baja del Palacio Libertad. Confeccionada en telas brillantes, la pieza alcanza los cuatro metros de altura y se destaca en el Salón de las Américas.

Un anillo –símbolo de compromiso, poder, ostentación y estatus– se expande hasta volverse monumental y colectivo; en esta instalación, es posible apreciarlo transformado en un objeto blando y emocional, acompañado de un paisaje sonoro cargado de desmesura e ironía.

La obra continúa una investigación que la artista inició en 1999 con sus primeras pinturas de anillos en óleo y brillantina, retomada posteriormente en grandes formatos hiperrealistas y, más recientemente, en esculturas. Con Fetiche, Cohen amplifica esa exploración hasta una escala pública, llevando un motivo íntimo hacia una experiencia compartida.

La propuesta forma parte del ciclo Intervenciones, integrado por obras de sitio específico que generan un diálogo entre el edificio histórico y el arte contemporáneo.

Acerca de la obra, por Cynthia Cohen

Cuando todos los arquetipos estallan descaradamente... Dos clichés nos hacen reír, pero cien clichés nos conmueven porque percibimos débilmente que los clichés están hablando entre ellos, celebrando una reunión.

Umberto Eco, Travels in Hyperreality

Una escultura blanda de escala monumental adopta la forma de un anillo. Fetiche aborda el imaginario del consumo exacerbado, pero desde la blandura y el exceso, transformando el objeto de valor en una presencia casi caricaturesca. En tiempos de exhibición constante y de poco pudor, donde las redes amplifican el deseo de mostrarse y poseer, un anillo blando, desmesurado, se erige como tótem de esta época.

Al acercarse, el espectador es envuelto por un paisaje sonoro: murmullos, frases, fragmentos digitales que evocan el universo de las redes, la forma en que se habla de la comida, del cuerpo, del éxito, del unboxing. En esta era de supracapitalismo, el deseo no se oculta: se exhibe, se comparte, se mide en likes y en miradas, estamos en una fase del capitalismo que ya no se limita a los bienes materiales, sino que absorbe los deseos, las emociones y las identidades, llevándolos al plano simbólico o afectivo.