La obra completa para órgano de Bach / 6: Enrique Rimoldi

Dentro del ciclo de conciertos en el que se interpreta la obra completa para órgano de Johann Sebastian Bach (en el Klais Opus 1912 del Auditorio Nacional), Enrique Rimoldi ofrece la toccata y fuga en re menor, junto a preludios y fugas, y partitas y preludios sobre corales.

 El ciclo, que se desarrolla a lo largo de 17 conciertos el último fin de semana de cada mes, cuenta con la curaduría de Mario Videla y la participación de notables organistas de nuestro país y de la región.

Programa

Johann Sebastian Bach
Toccata y fuga en re menor, BWV 565
Tres preludios corales de la colección 18 grandes corales de Leipzig
           An Wasserflüssen Babylon (Por los ríos de Babilonia), BWV 653
           Schmücke dich, o liebe seele (Adórnate, querida alma), BWV  654
           Vor deinen Thron tret ich (Ante tu trono me presento), BWV 668
Partita sobre el coral Christ, der du bist der helle Tag (Cristo, tu eres la luz del día), coral y seis variaciones, BWV 766
Fuga en sol mayor, BWV 576
Preludio y fuga en do mayor, BWV 545

Comentarios sobre las obras del programa

Por Mario Videla

Toccata y fuga en re menor, BWV 565

Entre 1700 y 1717, Bach compuso cinco toccatas y fugas para órgano, una combinación contrastante de dos propuestas: una forma libre virtuosística cercana a la improvisación, con otra de carácter contrapuntístico. La Toccata y fuga en re menor BWV 565 es la más popular de esta serie y para muchos oyentes ha significado la pieza introductoria a la música de Bach y al apasionante mundo del barroco. En cierto modo, preanuncia el brillante futuro del arte organístico de Bach. Estas obras que derivan, en esencia, de prácticas de improvisación fueron consideradas como la expresión por excelencia del stylus phantasticus, un estilo definido por Johann Gottfried Walther, en su Diccionario Musical de 1732, como "un método de composición libre, exento de toda restricción". La mayoría de las obras para órgano libres de Bach (incluidas las fantasías) exigen el uso del pedal de principio a fin, práctica que se desarrolló en el norte de Alemania a finales del siglo XVII, y es especialmente adecuada para los grandes órganos de esa región. Ningún compositor contribuyó más al desarrollo de esta forma a gran escala que Dieterich Buxtehude, a quien Bach conoció en su famoso viaje a Lübeck en 1707.

Tres Preludios corales de la colección “Dieciocho grandes preludios corales de Leipzig”

Dieciocho grandes preludios corales de Leipzig es una serie de arreglos corales a gran escala que casi podría considerarse como un contraste consciente con el formato en miniatura del Orgel-Büchlein (Pequeño libro de órgano). No sabemos cuán extensa pudo haber sido alguna vez esta colección de piezas. Todo lo que podemos decir con certeza es que en 1739 Bach reunió una selección de dieciocho corales de su época de Weimar, sometiendo varios de ellos a una profunda revisión quizás con la intención de publicarlos.

El preludio coral An Wasserflüssen Babylon (Junto a los ríos de Babilonia), BWV 653, una paráfrasis del Salmo 137 con texto de Wolfgang Dachstein de 1525, describe la desesperada situación de los Israelitas por su exilio en Babilonia. La composición está escrita para 2 teclados y pedal y tiene un carácter meditativo con su melodía  plena de melismas y su sereno ritmo ternario. El cantus firmus, muy ornamentado en la voz de tenor, es acompañado por dos voces superiores derivadas del coral sobre un bajo en el pedal trabajado con motivos afines al tema. Da la impresión de ser una reducción de la famosa pieza a cinco voces y dos pedales (BWV 653b) que Bach compuso al postularse al cargo de organista de la Iglesia de San Jacobo de Hamburgo en 1701. Allí estaba el octogenario Johann Adam Reincken, famoso maestro admirado por Bach en su adolescencia, cuyas obras no se cansaba de estudiar.

El preludio coral Schmücke dich, o liebe Seele (Adórnate, querida alma), BWV 654, es sin duda uno de los más famosos entre los Dieciocho grandes preludios corales de Leipzig. Aquí Bach usó un tempo de zarabanda conmovedor. Dos voces concertantes con el apoyo del pedal, se desarrollan sobre los dos primeros versos del himno, acompañando al cantus firmus ornamentado en la voz de soprano. Robert Schumann quedó profunda­mente impresionado por el «estado de beatitud» que expresa esta obra y citaba la observación de Felix Mendelssohn que decía que si hubie­ra perdido toda esperanza y toda fe en la vida, este coral incompara­ble se los habría devuelto.

El preludio coral Vor deinen Thron tret ich hiermit (Ante tu trono me presento), BWV 668, es el último de los “Dieciocho grandes preludios corales de Leipzig”. En su Orgel­Büchlein Bach había presentado la melodía del himno en una versión con una muy rica ornamentación. Más tarde sim­plificó el contorno melódico del coral y su ornamentación hasta que la melodía llegó a tener el número exacto de no­tas requerido para expresar las intenciones simbólicas del autor, es decir, 14 notas en la primera línea para «BACH» y 41 en el cantus firmus para el nombre completo «J. S. Bach». Además, en el nuevo arreglo, cada verso del himno está precedido por un pequeño fugado en el que las frases de la melodía del coral se combinan con sus propias inversiones. Se dice que el compositor en su lecho de muerte, como su vista se debilitaba, seguramente debió dictar el coral posiblemente a su yerno Johann Christoph Altnickol. En esta obra, que ocupó la mente de Bach los últimos días de su vida, el compositor retorna a sus días de juventud con un arreglo coral «tipo motete».

La partita sobre el coral Christ, der du bist der helle Tag (Cristo, tu eres la luz del día) BWV 766, se basa en el himno latino de cuaresma Christe qui lux es et dies, traducido al alemán por Erasmus Alber en 1556. Las primeras partitas corales de Bach fueron compuestas tempranamente en Lüneburg y probablemente se interpretaban no sólo en el órgano sino también en otros instrumentos de teclado por entonces habituales en el hogar, como el clave o el clavicordio. Sus modelos eran principalmente las obras de Johann Pachelbel y Georg Böhm. La partita consta de siete números en correspondencia con las siete estrofas del coral. Cada movimiento está trabajado empleando distintas técnicas de composición: 1) armonización del coral, 2) bicinium a dos voces, 3) movimiento a cuatro voces con un motivo ostinato, 4) movimiento a tres voces con figuraciones del coral en semicorcheas, 5) movimiento a tres y cuatro voces con el cantus firmus en la voz de tenor, 6) variación con carácter de giga, y 7) movimiento a dos voces con el cantus firmus figurado en el bajo con el pedal ad libitum. Llevando más lejos el desarrollo de estas técnicas, Bach consiguió una representación del texto de gran fuerza expresiva.

El origen de la fuga en sol mayor BWV 576 se considera dudoso. Ciertamente no data de los años de madurez de Bach, pero su tema es incuestionablemente propio de su estilo. La energía y el entusiasmo dominantes en el desarrollo de la fuga son difíciles de asignar a nadie más que al joven y feliz Bach, que si bien todavía no había alcanzado la madurez en el contrapunto supo dar vida y sustancia a su música.

El preludio y fuga en do mayor BWV 545, un ejemplo solemne y consumado de las grandes obras de Bach para órgano, se cuenta entre los más populares de su género. El Preludio breve y monumental con la indicación “in Organo pleno”, tiene una estructura semejante a una toccata en tres grandes secciones, sostenidas con largas notas del pedal. La fuga escrita en compás de 2/2 (alla breve) tiene un tema solemne en forma de arco lleno de tensión y gran movimiento en todas las partes. Su desarrollo fluye en una corriente totalmente natural, al tiempo que genera ricas armonías. Forkel describe esto en su biografía de Bach: “En sus composiciones para órgano se ha alejado infinitamente de lo corriente y de lo cotidiano, hasta el extremo de que aquí no parece un ser humano sino un auténtico espíritu esclarecido que levita y ondea por encima de todo lo terrenal”.